Feng Shui

En el templo del Sur
Sobre el farol
Pasa otro verano

Ella

Acariciaba la sábana azul como se frota una lámpara mágica pidiendo un deseo. Apareció un mago de esos grandes con turbante y sin piernas para concedérmelo, transformando el vacío en cuerpo, el tiempo en eternidad y la soledad en compañía. El resto lo puse yo. Mis manos se convirtieron en caricias suaves flotando alrededor de su piel con la ternura y pasión que queremos dar cuando lo damos todo sin quedarnos nada. Ahora hombro, ahora vientre, luego… ya no hay manos, ni cuerpo, todo se ha ido para quedar lo que queda cuando mueres en vida.
Desde entonces, concilio el sueño acariciando la sábana azul.

El Proyecto

Ando estos días proyectando. No, mi sombra en la pared es cotidiano en los días de sol y luna. Esta vez se trata del presente inmediato y el futuro presente, aquello de cómo ganarme las habichuelas.
En estos procesos apenas puedo dormir, zarandeado por algún sueño al respecto, el opuesto maligno que quiere boicotearlo todo, o bien algún detalle que se me escapo en la vigilia.
Por estos días van pasando albañiles, chispas, familia y amigos, mientras tanto me voy dedicando a atesorar consejos y buenas intenciones, bueno, alguna de dudoso estilo. Unos me quieren hacer ver que…, otros no solo me apoyan si no que procuran ayudarme, y bueno, algún que otro piensa más en el beneficio que le reportará si abro la clínica.
En este ir y venir, paso de estar bien, contento e ilusionado a decaer como un globo sin aire, ahí vienen los miedos llevándoselo todo. Qué difícil me resulta decidir cuando tanto está en juego, y éste no tiene reglas conocidas. Aún así, los augurios son buenos.