domingo, marzo 01, 2009

Y qué?




Andando por una acera llena de coches, con dos colegas a los lados, en busca de un bar con copas y cosas que contar, vamos sorteando puestos y chascarrillos.

Apoltronados en tres sillas viejas de respaldo y mangos, cada uno buscando postura que diga cómo está, a veces acompañada de palabras y otras veces tan sólo para cambiarla interconectada con lo último sinapsado para decir, nos preparamos para debatir (guerrear. RAE)

En los silencios que sirven para ver las últimas faldas entradas (¿pantalones?), los Unos aprovechan para el cambio de tercio o mirar las copas, por si falta, pedir más.
Y así sabemos de Ellos y los otros, últimos hechos personales, noticias oídas o leídas, sociales del pueblo, amigos o nación. Y nos regocijamos en el aporte, que es comunicación, dicen, o relación, sirviendo (de ser) para salir con fuerzas y proyectos donde encarar la semana.

Yo no renuncio a este intercambio, colegueo tan necesario para sentir el pulso de las cosas, para saber quién soy y dónde estoy, ya que, al parecer, uno es a través del otro.


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