Spray
Para mí, la peor sensación es el miedo, hasta ahora a mí mismo, desde hoy puede que sea a la pérdida de las personas que más quiero. Y este se traduce en dolor, del que atenaza por dentro sin que deje entrar ni al aire, mientras el pensamiento se debate en mentiras de consuelo y el santoral se queda sin referentes a quien aclamarse.
Mi hijo pequeño ha estado dos días desaparecido, detenido por mediar en una pelea intentando separar a los agresores, incomunicado al rechazar una única llamada ofrecida al principio pensando que todo se aclararía en un momento.
No sé cómo le marcará esto, si se planteará prestar ayuda en otras ocasiones o lo elevará a la categoría de anécdota en corros con su gente. De momento hoy no es persona tras dos días sin dormir ni comer, y lo que le queda.
Yo, bueno, supongo que un puñado más de canas vendrán a nevar las sienes, pero estoy contento. Muy contento. Tener que haber llamado a todos los hospitales de la ciudad para preguntar si había ingresado un joven de sus características ha sido muy duro, así es que me siento feliz por nosotros y compasivo por quien al final de las tragedias solo les queda el sufrimiento.
Le dedico esta foto “Prueba de spray”