sábado, octubre 07, 2006

Eternamente agradecido, Espe

Una llamada de teléfono cambia la tarde, y con ella muchas cosas: -te dejo las entradas en taquilla, es la Misa de Coronación, de Mozart. Coche, visita al hospital, al hacedor de aluminio, al instituto de psicología y a taquilla, donde las entradas.
Madera y gente, metales, cuerdas, personas que las manejan, con primor, con cariño. Voces que suben donde acaban los altos techos para bajar a acariciar los oídos, traductores de sonido en emociones. En un momento, la contralto, vestida de colores, deja salir su aire con palabras latinas largas; como en un bosque, contestan voces tenores, barítonos, sin nombre, como animales desconocidos urgidos por una llamada. La emoción sube a los ojos de donde no puede huir, solo le queda expandirse por el cuerpo a través de la piel. Es mucho más que música, es lo que echaré de menos cuando me vaya.

3 Comments:

Blogger Cobre said...

Bonitas palabras niño; trasnsmites..

Un beso

2:16 a. m.  
Blogger maria josé said...

Si. Bonitas palabras.
Buenos días ferfito.

11:19 a. m.  
Blogger Chalá perdía said...

Ese poder es el que tiene la música, producir un estallido de emociones en el corazón que se expande poniéndote la piel de gallina y lágrimas en los ojos. Mucho más en directo, aquí es donde lo bueno se hace sublime.

2:36 p. m.  

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